martes, 15 de marzo de 2016

Oval

Hace ya unos cuantos años, bajando por las calles de Granada, esta sentado en un pequeño rincón (porque llamarlo plaza sería muy ambicioso) un chico joven, rubio, pelo largo, con ropa en cierto punto hippie, sentado sobre el suelo con las piernas cruzadas, y sobre él un instrumento que ya alguna vez había visto, una especie de platillo volante metálido, que se puede encontrar en la red con múltiples nombres, pero los más usuales son handpan, hang drum o hang. Producía un sonido envolvente, ciertamente metálico pero sutil y suave, fuerte pero delicado, casi mágico, que te trasladaba a otro espacio fuera de donde estabas, haciendo resonar notas y ecos que hipnotizaban.
Disfrutar de un té en aquella plaza, con aquel sonido, y con aquel chico allí fue toda una experiencia difícil de olvidar, y desde entonces sé que me encanta este instrumento, no demasiado conocido, con no demasiadas posibilidades debido a su reducida escala de notas, pero que sí tiene unas características tan marcadas que no necesita añadirle mucho más.
Hoy descubro que este instrumento fue inventado por unos lutieres suizos de la compañía PANART, Felix Rohner y Sabina Schärery que ahora un equipo español está desarrollando desde Barcelona la versión digital (inventada por el músico Ravid Goldschmidt, de origen israelí) de este instrumento, lo que aumenta sus posibilidades sonoras al poder modificar los sonidos que incluyen, vendiéndolo bajo el nombre Oval (ovalsound.com). Curioso cuanto menos todo esto. 
Siento no haber grabado aquel primer encuentro con el hang granadino, pero sí que pongo aquí abajo dos muestras de un hang y un oval. 





lunes, 14 de marzo de 2016

Ser de frío o de calor

Muchas veces en conversaciones sale a colación el tema de si te gusta más el invierno o el verano. Siempre los días estos de frío o de calor, sale la gente diciendo: "a ver si llega ya el verano", o "a ver si llega ya el invierno", en función si uno es un friolero o un caluroso. 
Yo por mi parte tengo que reconocer que siempre he sido caluroso. El verano para mi siempre ha sido una época de aletargamiento y sopor, de no tener ganas de hacer nada, de pasar las tardes a la sombra del aire acondicionado o ventilador, dando vueltas para pillar una esquina fría en la cama, y prolongando la post-siesta hasta las 7-8 de la tarde, en que el sol comenzaba a bajar. Incluso las actividades más básicas como ir a la piscina o salir a comprar, me cuestan hacerlas por el hecho de tener que adaptarme a salir de casa en los horarios en que aún hace mucho calor para mi gusto. 
Pero de un tiempo a esta parte, y especialmente desde que vivo en una casa tan grande, estoy deseando que llegue el calor. Y es que creo que, si bien no he cambiado mi propia definición de caluroso patológico, sí que he empezado a aborrecer el frío. En la oficina y en casa estoy siempre con una sensación de frío metido en el cuerpo, los pies congelados y como medio enfermo por causa del frío. Y este es el segundo año en que estoy diciendo: a ver si llega por fin la primavera (vale, aún es muy aventurado para decir verano, pero tiempo al tiempo). 
Lo que sí, espero no convertirme en un veleta, que se está quejando en verano del calor y en invierno del frío (que los hay, y si no, ver siempre lo optimistas que son los telediarios en estas cosas). Odiaría estarme quejando continuamente del frío y del calor, y pasar de ser un caluroso a ser simplemente un quejica



miércoles, 9 de marzo de 2016

Sin noticias

Hoy toca política. Sí, también. No todo iba a ser bueno en esta vida. Parece que los días van pasando, seguimos con Gobierno en funciones, y aquí andamos, sin nuevas noticias que llevarnos a la boca. A ver, haberlas haylas, pero de interés poco. Y es que tenemos unos políticos tan sosos, que ni en una situación tan absurda como ésta despiertan el más mínimo interés. Nada que ver con la política de otros países.
¿Quién no daría un ratito de sus vidas por ver un parlamento como el coreano, japonés o ucraniano, donde los diputados llevan la discusión un paso más allá y vuelan zapatos, puñetazos y alguna silla? No es serio, pero al menos sería mucho más televisivo. Y mucho más entretenido. 
Pero no, aquí lo más entretenido que pasa son los abucheos cuando habla el contrario (¡¡uuuuuhhhh, qué malotes!!), o como mucho el beso homohetero de Pablo Iglesias y Xavier Domènech, que no daba ni para media escena erótica (y que tanta indignación causó a los sectores más reaccionarios de este país). 
No voy a pedir sillazos, claro, no me gusta ver sangre corriendo por los escaños, pero no estaría mal una escena de más pasión, no sé, unos abrazos efusivos de Mariano y Pedro al mismo tiempo que se dicen "venga, chavalote, que no pasa nada, pelillos a la mar", o de Celia y Alberto diciendo "qué bien huelen tus rastas", o de Andrea y Miguel flirteando más allá de ideologías. Algo que los humanizara un poco y nos diera una tregua de tanta palabrería, tanta mala baba y tanta de organización mafiosa.
Necesitamos humanización. 



lunes, 7 de marzo de 2016

Vida y muerte

Hace un tres días nacía el segundo hijo de un amigo. Hace dos fallecía el padre de otro. Tras la alegría moderada en el primer paso y el shock en el segundo, uno se plantea las cosas con cierta perspectiva. Lo trivial del día a día adquiere menos importancia. y uno pasa a pensar si las pequeñas preocupaciones del día a día son realmente importantes, si no estamos preocupándonos de idioteces sin sentido que no van a ningún lado, y si lo que realmente importa, que son las personas y el amor, lo estamos dejando a un lado.
Después del shock de ver derrumbado a uno de mis mejores amigos, puedo decir que efectivamente, hay ciertas obsesiones que no merecen la pena, y que es mejor olvidar para centrarse en ser felices y disfrutar con los que nos rodean.
Me decía una compañera de trabajo que en mi edad (34 años) uno tiene la vida y la muerte más cerca que nunca por primera vez, cuando empiezas a ver cómo tus amigos tienen ya hijos y también cómo van muriendo sus padres, de modo que empiezas a asistir a nacimientos y bautizos y a funerales. 
Supongo que es el ciclo de la vida, pero cuesta acostumbrarse. Mientras tanto, tengo claro que yo seguiré aquí, intentando disfrutar de los míos y de la amistad y el amor.