viernes, 16 de octubre de 2015

Españoles de bien

No es algo actual, sino que en los últimos años he venido escuchando una expresión que, cuanto menos, me parece digna de resaltar. Es esa, acuñada por el Presidente del Gobierno, y secundada por el rebaño que le sigue, en la que hablan de lo que quiere, o desean, o deben de ser, los "españoles de bien". Y con españoles de bien, me imagino que se referirán a aquellos que son afines a sus ideas o que al menos son los que a ellos les gustaría que fueran los españoles que existieran, puesto que el resto les sobraría en su España ideal.
Y por analogía, si hay españoles de bien, es de suponer que también habrá españoles de mal, o al menos españoles no tan de bien. Y claro, reflexionando quiénes son los españoles de mal, uno podría llegar a la conclusión de que son españoles que no quieren a España, o que desean su destrucción, o que huelen mal, vete tú a saber. Personas que no tienen la misma visión de país que tiene él y sus secuaces. Personas que en lugar de decir "sí, por favor, recórteme mis derechos por el bien de España" se atreven a decir "no estoy de acuerdo", "hay otra forma de hacer las cosas" o el socorrido "váyase Sr. Rajoy".
Y ahondando más en las soflamas de la caverna mediática (que no sé muy bien quiénes exactamente se incluyen dentro, pero me encanta la expresión) (por no decir que yo metería en esa caverna a más de los que se suelen meter), españoles de bien son todos aquellos que les votan, y aquellos votantes de Podemos, IU, PSOE y cualquier partido regionalista o nacionalista, serían españoles de mal. De modo que, una vez más por analogía, podríamos entender que realmente sólo una parte (como la mitad o así, por resumir) de los habitantes de España no son españoles de verdad, de los buenos de toda la vida, de aquellos de café, puro y siesta, a los que les gusta ir a los toros los domingos y fiestas de guardar, de aquellos que una semana se dan golpes de pecho en una procesión y a la semana siguiente se van de putas con sus amigos, de los que se les llenan los ojos de lágrimas cuando en el desfile sale la legión, de los que cruzan a Portugal para comprarse ropa falsa que luego lucir en España como ropa de marca, de los que miran escotes y muslámenes ajenos pero se ofenden si su señora va más expuesta de lo normal o alguien se muestra cortés con ella, aquellos que tienen hijos que serán ingenieros, abogados, médicos o simplemente "jefes", y no cualquier pelao que reparte publicidad en la boca del metro (que esos son unos arrastrados y unos perroflautas, a los que sus padres (seguramente unos españoles de los que no quieren a España) no les educaron correctamente).
En fin, resumiendo: ¡Qué país!




PD: Observad que en este vídeo aparece la letra original, modificada por la censura. Lamentablemente en Spotify no logré encontrar más que la versión que luego se dio a conocer.




jueves, 8 de octubre de 2015

Hace sueño

Tal cual, esta expresión surgió hace tiempo en una oficina donde trabajé. Vale que no está muy elaborada o que no es sintácticamente correcta, pero expresa muy bien una situación que he visto muchas veces. Me explico.
Hay días en los que uno, por lo que sea, tiene un sueño horrible y se pasa el día necesitado de un café o una almohada, o las dos cosas; ya porque te quedas viendo una película hasta tarde, porque no dormiste bien, o por lo que sea. Pero otros días, esa situación se da de forma generalizada, y ves cómo todos los de tu oficina, o por ejemplo la gente con la que te cruzas en el bar, están con sueño, bostezando, con ojeras y con cara de querer dormir o que les inyecten cafeína en vena. Esos días, simplemente, hace sueño. Es como cuando hace sol, o hace calor, o hace frío, o el día está húmedo y sombrío. Pues hay días que hace sueño.
Que sí, que tendrá una explicación perfectamente razonable, probablemente relacionada con los cambios horarios, la climatología, los equinoccios, la astenia primaveral o el último episodio de Ana y los 7. Pero al final, hace sueño.

PD: Hoy no hay vídeo, pero sí canción. Razón: no está en Youtube.

Agente Martínez - Tengo Sueño (escuchar)

lunes, 5 de octubre de 2015

La belleza está en el interior

Muchas veces habré escuchado la frase que aparece en la cabecera de esta entrada. Y como tantas cosas, aquel que la dice miente abiertamente. No porque yo no lo piense, pero me parece de un cinismo y una falsedad increíble. A ver, vamos por partes.
Lo primero, decir que yo me considero feo: bajito, gordo y con una cara digamos que no armoniosa. Vale, que no toda la gente me ve así, pero yo es lo que percibo de mí mismo, y esa es mi realidad. Partiendo de esa premisa, puedo decir con toda certeza que quien te diga que se fija más en la belleza interior que en la exterior miente. No digo que para mantener una relación de tiempo, de amistad o de lo que sea no se necesite tener una conversación inteligente, una cultura general y ser simpático. Pero lo primero que entra por el ojo es lo que más vale para empezar una relación, incluso aunque sea para que se muestren simpáticos contigo y te sean amables. Y es que la belleza vende, incluso si te dicen que no. Toooooodo el mundo se fija en el exterior, y prejuzga a las personas y las trata en función de eso. Y el que diga que no, miente, reitero. ¿Que quizá no se guíe por los estándares de lo que se suele considerar bello o hermoso? Pues puede, porque cada uno tenemos un ideal de belleza o de lo que nos gusta. Pero sí es cierto que miramos a través de ese cristal, y que es lo que primero nos entra de la persona. ¡Y ojo! Que no digo que eso sea malo; simplemente hay que entender que es así porque es nuestra naturaleza, y no negar la evidencia. Somos animales que se guían básicamente por la vista, lo que más vende es lo que nos entra por los ojos, los colores, la armonía visual. Y si creéis que no, sólo hay que observar detenidamente la ciencia del Marketing, que centra una gran parte de su cuerpo en "lo visual".
La mayoría de las veces esas diferencias son inconscientes. Son parte de nuestra naturaleza lo que nos lleva a mostrarnos más simpáticos, más solícitos y más amables con aquellas personas que nos gustan, que nos atraen, por pura naturaleza sexual, entiendo. Es la marca que se nos imprime genéticamente. Y esté bien o mal aceptado socialmente, es lo que somos, y renegar de ellos es renegar de nosotros mismos. Luego, está en nosotros actuar en consecuencia o ser unos gilipollas integrales. El resto, sólo dependerá de la educación que tengamos. Pero lo primero, es lo primero.