lunes, 5 de octubre de 2015

La belleza está en el interior

Muchas veces habré escuchado la frase que aparece en la cabecera de esta entrada. Y como tantas cosas, aquel que la dice miente abiertamente. No porque yo no lo piense, pero me parece de un cinismo y una falsedad increíble. A ver, vamos por partes.
Lo primero, decir que yo me considero feo: bajito, gordo y con una cara digamos que no armoniosa. Vale, que no toda la gente me ve así, pero yo es lo que percibo de mí mismo, y esa es mi realidad. Partiendo de esa premisa, puedo decir con toda certeza que quien te diga que se fija más en la belleza interior que en la exterior miente. No digo que para mantener una relación de tiempo, de amistad o de lo que sea no se necesite tener una conversación inteligente, una cultura general y ser simpático. Pero lo primero que entra por el ojo es lo que más vale para empezar una relación, incluso aunque sea para que se muestren simpáticos contigo y te sean amables. Y es que la belleza vende, incluso si te dicen que no. Toooooodo el mundo se fija en el exterior, y prejuzga a las personas y las trata en función de eso. Y el que diga que no, miente, reitero. ¿Que quizá no se guíe por los estándares de lo que se suele considerar bello o hermoso? Pues puede, porque cada uno tenemos un ideal de belleza o de lo que nos gusta. Pero sí es cierto que miramos a través de ese cristal, y que es lo que primero nos entra de la persona. ¡Y ojo! Que no digo que eso sea malo; simplemente hay que entender que es así porque es nuestra naturaleza, y no negar la evidencia. Somos animales que se guían básicamente por la vista, lo que más vende es lo que nos entra por los ojos, los colores, la armonía visual. Y si creéis que no, sólo hay que observar detenidamente la ciencia del Marketing, que centra una gran parte de su cuerpo en "lo visual".
La mayoría de las veces esas diferencias son inconscientes. Son parte de nuestra naturaleza lo que nos lleva a mostrarnos más simpáticos, más solícitos y más amables con aquellas personas que nos gustan, que nos atraen, por pura naturaleza sexual, entiendo. Es la marca que se nos imprime genéticamente. Y esté bien o mal aceptado socialmente, es lo que somos, y renegar de ellos es renegar de nosotros mismos. Luego, está en nosotros actuar en consecuencia o ser unos gilipollas integrales. El resto, sólo dependerá de la educación que tengamos. Pero lo primero, es lo primero.




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