viernes, 21 de agosto de 2015

Adivina adivinanza

Supongo que es una costumbre muy humana esa de intentar predecir el futuro. Si no, no se entendería que hubiera tanto vidente ni tanto estafador por el mundo. Al ser humano no le gusta la inseguridad, trata por todos los medios de tener una estabilidad y una certeza de que todo va a quedar como está o va a ir a mejor. Y por eso, siempre nos intriga el futuro, el saber lo que va a pasar, el ir más allá.
Y supongo también que dentro de ese "querer saber" está el tratar de adivinar en qué piensan los demás para evitar sorpresas y predecir el "futuro". Y de ahí vendrá el que por el mundo haya tanto adivino de pensamientos ajenos.
Todo esto no sería malo si simplemente se quedara ahí, en, para uno mismo, tratar de predecir lo que van a hacer los demás, o simplemente qué es lo que piensan. Pero claro, como la gente es muy atrevida, muchas veces esos pensamientos adivinatorios bajan del cerebro como los lixiviados, y predicciones de mierda, acaban llegando hasta la boca, y cuando hay suficiente lixiviado y acumulación de predicciones, baja del cerebro un poco de desvergüenza y otro poco de impertinencia, y acaba saliendo por la boca: "tú piensas tal". Y hala, se quedan tan anchos y tan frescos. Y mira, si aciertan, pues al menos puedes decir que es verdad y generar complicidad. Pero si no aciertan, ya tienes que estar dando explicaciones innecesarias y negar una acusación que rompe aquello de la presunción de inocencia, o al menos así es como me hacen sentir estas cosas.
Y si la desvergüenza se mezcla con un poco de impertinencia, se pueden producir situaciones como las que alguna vez he tenido que vivir: la de personas que intentan convencerme de que lo que yo en realidad pienso es lo que ellas me están diciendo y no lo que yo creo que estoy pensando. En fin, un lío tremendo. Y tú ahí diciendo "no, si yo lo que pienso es esto", y la otra persona diciendo "eso es porque no lo tienes claro, pero tú lo que tienes en mente es tal", y así se puede extender una retahíla absurda que no lleva a ninguna parte (en parte, porque discutir con alguien que tiene el cerebro hueco, o peor, corrupto, es imposible).
A todas esas personas: no sois ni Rappeles ni Aramises Fuster. ¡Dejad de adivinar! ¡Disfrutad de la vida y de la intriga de la incertidumbre! ¡Vivid vuestras vidas!




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