Y todo esto porque a mi me pasa. Soy tremendamente tecnologico-dependiente. Y hoy me he quedado el móvil en casa. A 96 km de la reunión donde estoy. Y eso me tiene nervioso. Muy nervioso. No sólo porque mientras espero que la reunión comience, me aburro sin saber en qué voy a matar el tiempo. Ahora mismo desearía poder comprobar las redes sociales, leer el timeline de Twitter, echar un ojo a las últimas entradas en Facebook, cotillear fotos en Instagram. Y menos mal que, al menos, tengo una libreta y un bolígrafo, pero aún así... (eso sí, he intentado ponerme a dibujar y me he dado cuenta que apenas tengo dotes para poner cuatro rayas en orden). De hecho, sólo se me ha ocurrido finalmente ponerme a escribir esta entrada en tinta y papel (claro, luego lo he trasladado al blog).
Y eso me hace pensar: nosotros que nacimos y crecimos con mucha menos tecnología, y que ahora apenas podemos vivir sin ella... ¿qué pasará con los jóvenes que han crecido en un mundo tecnológico? ¿Cómo vivirán momentos así en el que no tengan acceso a Internet ni a redes sociales? ¿Es un mundo así mejor, peor, igual? ¿O simplemente es diferente y hay que aceptarlo como tal?
No hay comentarios:
Publicar un comentario