martes, 3 de marzo de 2015

Recapitulación y reflexiones de un martes común

Aunque parecía que no iba ya a volver a escribir, aquí estoy de nuevo. Después de un par de días recapitulo un poco de lo que pasó este fin de semana, que si bien no parece muy interesante, sí que me ha dado para reflexionar y llegar a algunas conclusiones.
Por un lado, el sábado fue una mierda de cena. Lo que iba a ser una cena de las dos parejitas, se convirtió en una cena de 5, donde todos estábamos incómodos. Yo por un lado porque me quedaron fatal, ya que parecía que no quería avisar a otros amigos para cenar. El invitado extra porque se sintió desplazado, y porque además vio que evidentemente los cálculos de comida estaban hechos para 4. Y en general un ambiente raruno, donde por un lado el resultado no se pareció al objetivo que yo pretendía (que era conocerse un poco más en un ambiente tranquilo y forjar un poco amistad con las parejas de cada uno), y por otro lado sólo ha servido para general mal rollito entre unos amigos que nos llevamos bastante bien.
En consecuencia, el domingo dormí fatal, perdí un sábado entero cocinando y con la cena, que podría haber aprovechado para estudiar y descansar. Domingo con un cabreo y un disgusto muy tontos, pero inevitables. Es que soy demasiado visceral, y en seguida me afectan las cosas y por mucho que reflexiones no puedo evitar sentirme mal.
Pero como no hay mal que por bien no venga, al menos me ha hecho reflexionar bastante sobre la amistad y los diferentes grados. Como dice mi chico, no todos los amigos valen para todo. Es como un follamigo, que no puede ser un amigo de verdad ni vale como novio. Pues esto es igual. Un amigo puede ser genial para unas cosas y un desastre para otras. En este caso, genial para echar unas risas, salir a hacer deporte y ya. ¿Y para ver una película tranquilos en casa y charlar? Pues parece que no.
La cuestión es que he aprendido que no hay que forzar las cosas, que hay que dejar que vayan surgiendo los temas, y que en definitiva, aprovechar los buenos momentos con lo que cada uno puede ofrecer. Será cuestión de amoldarse a las situaciones y personalidades de cada uno, y disfrutar de los momentos que esas oportunidades me ofrecen.
Y como todo no puede ser un coñazo de reflexión, una canción que no sólo es un mito, sino que además supone la superación y traspasar los límites de lo que se suponía que tenía que ser una canción: Bohemian Rhapsody.


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