miércoles, 25 de enero de 2017

Todo está en el color con el que se mire

En los últimos días, ha saltado a la palestra la noticia de que, en Murcia (si no me equivoco), una serie de encapuchados había dado una paliza a una joven a las puertas de un bar. En ese primer momento, se comentaba que qué hijos de puta, varios contra una chica indefensa, algunos decían que si habría pasado algo dentro del bar, en fin, un no saber.
Poco después, saltan los rumores de que la chica en cuestión es neonazi y que podría estar allí por una congregación de ellos para un partido de fútbol, y ya siguió el disloque. Unos justificando la paliza porque era una nazi y una facha que hacía lo mismo con otros. Otros, asegurando que unos radicales de izquierda habían dado una paliza a una presunta extremista de derechas (obsérvese aquí que en este caso sólo se concede presunción a ser de derechas, a los radicales de izquierdas no hay que darles lugar a dudas). Un disloque, como he dicho.
Esta sociedad hipócrita que hemos montado, sesgada sin vergüenza, donde ya nadie tiene ni siquiera la intención de ser justo ni imparcial, es la misma que justifica unas cosas y condena las mismas en función de quién sea el autor o el damnificado. Puedes justificar una paliza a una mujer, y luego decir que «murió», como si hubieran sido causas naturales, pero después si alguien fallece a manos de un extranjero, éste «le mató». Puedes quitar hierro a que por la calle te peguen por tu orientación sexual «porque esos maricones iban provocando, dados de la mano por la calle y se dieron un pico, ¡y había niños!», culpabilizando a la víctima, por no saber ocultar su orientación sexual. O culpabilizando a una mujer que es violada por ir demasiado provocativa, y «decir que no en el último momento» cuando el macho (ese que parece que es un animal y no puede controlar sus impulsos primarios) ya no tiene vuelta atrás. Asco de sociedad.
Donde si haces un chiste de un muerto de hace 40 años te piden pena de cárcel, pero que si te ríes ante sus familias de una artista muerta ayer son «chiquilladas»; si hablas mal del Gobierno o del Rey pueden acusarte de terrorista, pero si amenazas de muerte a un activista social, la policía te dice que ignores sus amenazas.
Y aquí entra la parcialidad de la fiscalía y de los legisladores, de la policía y de los órganos que se suponen tienen que defendernos y defender nuestras libertades y nuestra integridad, garantizada en la Constitución, que parece ser que es sagrada dependiendo del artículo que queramos invocar. 
Por favor, si alguien lee esto, construid en valores. Que los que vengan detrás no tengan que aguantar el servilismo mediático y la parcialidad injusta que nos está tocando vivir. Construid un mundo mejor donde se pueda vivir sin que te maten por ser lo que eres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario