lunes, 9 de enero de 2017

La cuesta

Ayer escuchaba en televisión a un señor que entrevistaban por la calle, y que se preguntaba ante el reportero si la «cuesta de enero» sería hacia arriba o hacia abajo. Y lo que pueda parecer una chorrada, me hizo pensar bastante, pues me parece una reflexión muy profunda y de calado. En serio.
Porque a ver, uno empieza a pensar que la temida cuesta es hacia arriba, por aquello de que el mes se hace largo y tedioso, que hay que apretarse el cinturón (y no sólo para compensar los gastos navideños, sino porque el cinturón aprieta más después de tanta comida extra hipercalórica), que hay que esforzarse por retomar la rutina, bajar los kilos de más (consecuencia de los excesos que ya he dicho), y un largo etcétera de esfuerzos que hay que realizar.
Pero por otro lado, ¿y si es hacia abajo? Por aquello de que el año empieza a acelerarse, y cada vez va más y más rápido y se nos pasa volando (claro, se nos pasa volando a la gente de una cierta edad, a los jóvenes se les hace eterno). Y también porque uno empieza el año de una manera, pero al final quieres tomar un camino y no puedes porque una cosa lleva a la otra, y ves cómo siempre acabas de la misma manera el año (esto es, chocándote con el muro al final de la cuesta por no haber hecho ni la mitad de las cosas que te habías propuesto).
En fin, como quiera que sea, yo intentaré tomármelo con calma, echar el freno y relajarme y disfrutar del viaje, sea hacia arriba (en cuyo caso iré pasito a pasito y sin estresarme) o hacia abajo (en cuyo caso, iré poniendo un pie detrás de otro para no resbalar).

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