lunes, 24 de octubre de 2016

Año sabático

Hay muchos días que el cuerpo te pide una pausa, sólo que unas veces es una pausa corta como de un cigarrillo (no fumo pero me viene bien despejar la cabeza y que me dé el aire), otros días apetece una pausa de un mes de vacaciones, y hay otros como hoy que lo que me apetece es un año sabático. Pero años de estos de no ver a nadie, de aislarme del mundo hasta haberme encontrado a mí mismo. 
No es que me encuentre mal, simplemente es que llevo unos días que no me apetece ver a nadie, me apetece estar en soledad, en silencio conmigo mismo. Meterme en mi habitación a hacer mis tareas, jugar al ordenador en silencio, simplemente dejar que el tiempo transcurra por mis venas, me traspase y me tranquilice. Que el tiempo me acune y me reconforte.
Puede que todo esto no sea más que una consecuencia de los días mortecinos que están pasando, o del hartazgo de tener que tratar diariamente con personas, que poco o nada me interesan sus conversaciones y sus problemas. Ahora me interesa centrarme en los míos, centrarme en mí. Y no, no estoy deprimido, simplemente necesitaría un año para dedicármelo a mirar en mi interior y volver a ser aquel que era, con sus intereses, su cabeza en su sitio y su felicidad innata.



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