lunes, 26 de septiembre de 2016

Eliminar lo tóxico

Pues no, no pienso hablar de las elecciones gallegas y vascas, más que nada porque últimamente la política es una mierda muy grande, y porque no ha sucedido nada que no se esperase: PP arrasa en Galicia, Sorpasso de Podemos al PSOE, y PSOE como un buque naufragando en aguas profundas. Lo que últimamente me ocupa la cabeza es intentar simplificar mi relación con las redes sociales.
Es cierto que, en general, empiezo a acumular y acumular, bien trastos, bien desorden, bien otras cosas que no valen para nada (incluyo aquí amistades desagradecidas). En un momento determinado, me da por ordenar, organizar y reciclar. Muchas veces me pongo a colocar mis papeles de la oficina, tirando lo que creo que no vale, y reorganizando todo lo demás. Otras veces en mi cuarto, en mi ordenador, en el móvil, el mismo procedimiento. Me invade un ansia desaforada de tirar y tirar, borrar archivos, y eliminar y simplificar. Y en el durante y en el después, me invade un placer por haber logrado deshacerme de todo lo inútil, y haber dado orden a mi vida (sí, ordenar cuatro papeles también lo considero orden en mi vida). 
Pues ahora me ha dado por hacer lo mismo en redes sociales, comenzando por Twitter. Y es que llegó un momento en que me di cuenta de que no hacía más que ver twits de gente que me interesaba más bien poco, que no me aportaban nada, y a los que tenía cierta manía; gente superficial y sin intereses en común; gente que además se mueven en un mundillo que me desagrada. Y como no hay nada más fácil que ir pulsando botones para eliminar, a eso me he ido dedicando estas últimas semanas, a borrar todo rastro de gente que no me interesaba lo más mínimo. Seguiré con Facebook -eliminado aquellos que no puedo considerar amigos- y supongo que finalmente eliminando hasta las redes sociales en sí, pues alguna seguro que me aporta menos que poco. ¡Y me quedaré tan a gusto! 


No hay comentarios:

Publicar un comentario