jueves, 23 de julio de 2015

Estupor

Me acuesto y me levanto con una noticia de esas que era imposible pensar que pudieran pasar en este país. Resulta que ahora uno podrá lograr la mayoría absoluta con un 35% de los votos. Sí. Un 35%. Así. Aquellos que se dicen demócratas, aquellos que se han jactado hasta la eternidad en decir que respetan por encima la Constitución y los derechos constitucionales, ahora cambian leyes para un beneficio puntual, que ni siquiera les da una ventaja excepcional, y que en algunos caso les dará ventaja a aquellos que han declarado enemigos acérrimos: los nacionalistas y separatistas. De verdad que no puedo comprender los asaltos a la democracia que se están produciendo en estos últimos 4 años. El problema surge de no aceptar el resultado de las urnas. De no querer comprender que el partido que más votos obtuvo no es el preferido por la mayoría de los votantes. De no comprender que una mayoría simple no es mayoría absoluta. Y de no saber que la democracia consiste en acercar posturas con otros partidos para llegar a acuerdos. La democracia, para ellos (y no especifico el ellos porque si ya no lo has comprendido, es posible que no comprendas mi cabreo), consiste en que te voten y ganar o perder (como si esto fuera una carrera). Y si ganas, imponer tus ideas por encima de las de los demás, sin importar que se excluya a buena parte de la sociedad. 
Unas elecciones no son una carrera, y no se ganan ni pierden, sino que se obtiene una representación con la que poder exponer unas ideas con las que gobernar. No se trata de imponer, se trata de gobernar para la ciudadanía. Pero cuando poco se tiene en cuenta a los ciudadanos, no se puede pedir que se gobierne para ellos, para nosotros. De seguir este ejemplo, tendríamos una sociedad en la que se sería normal promover profundas injusticias sociales hacia las minorías: se podría expulsar a colectivos del país (gitanos, extranjeros, sin techo), o se podrían aprobar leyes para discriminar directamente a colectivos (prohibir la entrada o determinados derechos a gays y lesbianas, discapacitados, ancianos...). 
Sólo espero que este país despierte, y que, gane quien gane y tenga las ideas que tenga, pese sobre todo el sentido de la democracia, y sea un valor que esté por encima de todos. 



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