lunes, 24 de julio de 2017

Vivir en un pueblo

Inevitablemente cuando uno vive en un pueblo, y más si es en uno tan aislado como el mío, te preguntan repetidas veces si te adaptas a vivir aquí, o si te gustaría vivir en un sitio más grande (no digo ciudad, sino incluso un pueblo más grande). Y lo cierto es que hay que plantearse las ventajas e inconvenientes de vivir donde vivo.
Supongo que será muy diferente vivir en un pueblo u otro dependiendo de la distancia a una ciudad, los servicios que te ofrezca o miles de cosas, pero yo voy a escribir en concreto sobre el mío. Pegados a Portugal y, como me encanta decir a boca llena, a tomar por culo de cualquier ciudad (96 km. hasta Cáceres y 86 hasta Badajoz). Creo que debe de ser uno de los sitios más aislados que hay, porque en los alrededores no hay nada, ningún pueblo mayor que te ofrezca más servicios. Tan sólo si viajas, encontrarías la pequeñita ciudad de Portalegre, en Portugal, a 50 km. Esto también ha hecho que puedas encontrar aquí más servicios de los que serían habituales en un pueblo de este tamaño. 





Pero el aislamiento no es sólo cuestión de distancia, también de servicios. Y en concreto, los servicios de transporte público son una auténtica mierda. Un servicio ferroviario casi inexistente y un servicio de autobuses cuanto menos deficiente, que no te permiten, por ejemplo, viajar a la capital de Extremadura y volver en el mismo día ni de lejos, cuanto menos arreglar cualquier papeleo en la ciudad. Por ese motivo, aquí tenemos una tendencia natural a obtener el carné de conducir y comprarnos un coche: es la única manera de poder tener independencia y poder salir del pueblo.
Y como creo que he empezado por las desventajas, continuaré diciendo que las opciones de ocio son limitadas. Por supuesto no hay centros comerciales ni cines. Y las actividades de ocio vienen cuando pueden venir, en días concretos, por eso hay que aprovechar lo poco que hay. Como todo, creo que al final es una cuestión de adaptación al medio. Es decir, como hay pocas cosas, te obliga a aprovechar las pocas oportunidades cuando surgen, ya sea yendo a un concierto o festival, estando en la asociación de amigos del cine para ver películas, asistiendo a un teatro en el fin de semana en que se representa en el pueblo, o yendo a las fiestas locales de los alrededores. Te obliga a ser práctico. No tienes muchas opciones, pero las que tienes, se aprovechan. Quizá no tengas un club de taekwondo, pero sí tienes gimnasio, club de rugby, de fútbol, de atletismo y más, si no haces deporte es porque no quieres hacerlo, no porque no puedas. Igualmente con otras cosas. Tienes decenas de asociaciones, si no quieres aburrirte. Tan sólo no puedes ser exigente con lo que busques.
Esa es otra de las ventajas: hay asociaciones para todos, mayores, pequeños... desde clubes deportivos, música, teatro, asociaciones de labores tradicionales, caza, pesca, asociaciones de jóvenes, escuela de idiomas, incluso un taller de danzas africanas, por decir algo más exótico. Yo desde luego no tengo tiempo para tanto, y lo digo con conocimiento de causa, porque he tenido que retirarme de actividades por falta de tiempo. 







Por otra parte, ventaja es también el hecho de tener tiendas para comprar todos los productos más habituales que se puedan necesitar, lo que apenas te obliga a recurrir a comprar fuera si no quieres, salvo productos más especializados. Y además, hoy en día con las compras por Internet, incluso estos productos que no encuentras los puedes tener en la puerta de casa, porque la mensajería aquí funciona muy bien.
Más ventajas: la tranquilidad y el paisaje. Y es que, salvo en verano que tiene más turismo, se puede decir que es un pueblo muy tranquilo, donde pasear sin estrés, y con unos paisajes que son maravillosos, y sitios espectaculares a pocos kilómetros de distancia. Uno realmente valora la tranquilidad cuando pasas por el estrés de una ciudad, el tráfico, las prisas. Aquí todo va tranquilo, y sentarte en una terraza sin mirar el reloj es una gozada, pero dar un paseo por la tranquilidad del campo es un lujo.



Tener Portugal al lado también es una ventaja, porque te ofrece más posibilidades y te da una perspectiva intercultural increíble, además de hacerte más abierto de entendederas. A mi, por ejemplo, me encanta acercarme cualquier día a tomar un café a Portugal (muuuuuuuucho mejor que el café que te sirven en España, y ya no digamos en Madrid), mientras veo el paisaje, escucho el acento portugués y me siento internacional. Te hace sentir que vas de vacaciones en apenas 15 minutos. Marvão es una visita obligada, y ya muchos valencianos la consideramos como una parte más de nuestro pueblo






¿Y finalmente prefieres el pueblo o la ciudad? Pues la verdad que ahora mismo no sabría decir. Es cierto que son muchas las ventajas, pero también es cierto que me pesan más otras cosas que no son propiamente el pueblo, sino el tener a los amigos fuera de aquí (con lo que echo de menos el quedar más con ellos sin tener que viajar), y también el que puede ser muy muy coñazo trabajar en el mismo sitio en el que vives (especialmente en un sitio tan pequeño). A día de hoy, creo que necesitaría cambiar de lugar simplemente por tener nuevas experiencias.

PD: Aquí yo actuando mientras voy más chulo que un ocho bajando las escaleras que ni Norma Duval.


PD2: los cubatas son más baratos en un pueblo; sólo te cobran lo que tomas, no la botella entera.

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