lunes, 20 de junio de 2016

Re-vuelta

Hace tiempo ya que no me pasaba por mi blog, y claro, es que he andado un poco liado con los exámenes de junio y con la preparación de varias cosas. Y mira que me da rabia, porque precisamente es cuando más cosas habría podido contar. Pero como no hay mal que por bien no venga, me decido a regresar y volver a ir plasmando cosas que se me pasan por esta cabeza, que ya digo yo que muy bien no va, porque hay un totum revolutum aquí dentro que ni habiendo pasado un huracán tres veces. 
El caso es que se podría hablar de mucho, de las elecciones del 26J (aquí se pueden sacar comentarios a cascoporro), de la masacre de Orlando (y del cinismo del personal), y mil cosas más que han ido pasándome a título personal. 
Pero mira, por empezar por algo, que mañana tocarán elecciones, y aunque todo esté dicho ya sobre la masacre de Orlando, pues no me gustaría ser el único que deje su opinión. Y es que estos días he visto montón de cinismo por parte de mucha gente. La mayoría reconoce que el hecho en sí es una barbarie, que no debería suceder, y que hay que solidarizarse con las víctimas, etc. Otros pocos, espero creer que son pocos, se escudan en las redes sociales para seguir lanzando mensajes de odio, sintiendo amenazada su hombría o su feminidad porque haya personas que amen a otras de su mismo sexo, o que se sienten ofendidas porque existan los gays, o porque haya personas que puedan demostrar su afecto en público. Y luego están los cínicos. Esos que por delante dicen que se solidarizan, pero que luego "matizan" sus opiniones. 
Estos últimos, que a base de matices no hacen si no descubrir una homofobia y unos miedos interiores (pues la homofobia no deja de ser una fobia, un miedo) difícilmente comprensibles para quien de verdad cree en los valores humanos. Son esos que dicen "es que no está bien que vayan de la mano por la calle porque hay niños". A ver, vamos por partes. Los niños son mucho más flexibles e impresionables que tú. La homosexualidad no es contagiosa, la homofobia sí. De tener que ocultarles cosas a los niños que les impresionen, deberían ocultar a negros, mujeres con pechos grandes, gordos, personas con discapacidad, manifestantes, nazarenos, silenciar fuegos artificiales, y si me apuras, esconder animales de compañía y cualquier cosa que se nos ocurra. Son estas personas, con esa homofobia latente, esas frases que a los niños se les van quedando grabadas a fuego, excusándose en la "educación" y en los "valores tradicionales" las que cultivan un germen del que saldrán más adelante jóvenes con la capacidad de empuñar un arma y matar personas, o en el menor de los casos, con capacidad de reunirse para apalear gays. 
Esa gente cínica son los que me dan más asco, porque a quien va de frente se le puede rebatir, o por lo menos se le puede contestar, y siempre sabes de qué palo van. A los que van ocultando su homofobia y sólo la dejan salir en pinceladas, apenas puedes percibirlos hasta que es demasiado tarde. Y por desgracia, esos son los que crían a la generación del futuro. A esos sí que habría que darles lecciones de civismo.


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