De verdad que muchas veces no entiendo cómo funciona el mundo y hay épocas en que uno quiere que pare para poder bajarse. Y de verdad que llega un momento en el que piensas que nada merece la pena y que estás cansado de todo. Con el tiempo, no voy a decir que las cosas mejoren, pero sí que ves con más perspectiva ciertas cosas; y aunque el agobio por mis temas sigan estando ahí, pues lo cierto es que uno sigue adelante en una lucha constante con el yo interior. Y después de tanto período de reflexión, creo que he salido diferente y transformado, quizá en una visión más oscura y solitaria de mí mismo. Me imagino algo así como una silueta en un rincón que busca el silencio y la tranquilidad para hacer sus cosas sin que nadie le moleste. Para aquellos que hayan jugado al WoW, un sacer sombras, vamos (lo sé, detalle muy friki, pero es lo que soy).
Y después de esta parrafada pseudo-profunda, le estaba dando vueltas a una idea que se me viene a la mente estos días. Y es la cantidad de entendidos que hay por el mundo. Hace tiempo hablaba de la cantidad de expertos que salen desde el mundo periodístico cuando hay una noticia. Ahora pienso que es algo en general.
El caso del niño Gabriel, con su fatal desenlace, ha hecho aflorar al cliente de barra que hay en todos nosotros, y ves a gente dando opiniones que más que propias, podría decir que son copias de lo que van escuchando en las tertulias televisivas y radiofónicas, y que a veces dan miedo porque se revisten de unos datos y unos conocimientos que no sabes muy bien interpretar; hasta que te das cuenta de que son frases dichas sin el más mínimo conocimiento, ni jurídico, ni policial, ni psicológico, ni nada que tenga la más mínima profesionalidad. Simplemente nos hacemos los entendidos en la materia mientras dura la noticia, a base de repetir frases e ideas que nos van soltando por la red.
Ahora, te explicarán el perfil psicológico de la detenida, te dirán que ya se veía venir y que sospechaban de ella desde que apareció en el programa de Susanna Griso por primera vez. Luego te dirán que la policía ya lo sabía desde hacía días, porque por los movimientos donde buscaban le hizo sospechar que tenían alguna pista. Otros te hablarán de qué es la cadena perpetua revisable, y te darán explicaciones de cómo funciona (con algún error de base, eso sí), y de las posibles modificaciones legislativas que se avecinan. Y todo esto, mientras guardan su compra en la bolsa, esperan su turno en la carnicería o se toman la tostada en el bar. Que la profesión no está reñida con los quehaceres diarios.
Es increíble cómo el canibalismo mediático de una noticia hace a la gente "expertos" en uno o dos días, y cómo nos sentimos opinadores legitimados en un sólo día. Y de trasfondo, la mayor de las miserias humanas hecha crimen. ¡Qué pena todo!